12 de enero de 2010

Futuro


Durante sesenta años no quiso tener hijos por no renunciar a viajar.
Hoy, su hija de seis meses le agarró la cara con sus bracitos y abriendo la boca lo besó a su manera.
Ahora sabe que ninguno de sus viajes mereció la pena.

6 comentarios:

Choni Mandl Domínguez dijo...

¡Qué bonitooooo!!!!!! Cada cosa a su tiempo.

Elisabet dijo...

Genial el blog! conciso y con contenido.

Esta entrada dice tanto con tan poco... realmente emocionante, una historia preciosa. Basado en hechos reales?

carmeloti dijo...

Brillante, rabiosamente dulce...

Aunque sus viajes no valíeran la pena, gracias a hacerlos supo que la sencillez de un beso puede eclipsar al mapa mundi

Sergio DS dijo...

Verdad absoluta! la mejor opción: viajar y saborear la vida con ellos

Anónimo dijo...

Touché :P
Se puede?

Sarahiris dijo...

Muy bonito blog

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